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¿Qué ocurre?

¿Por qué algunas imágenes aparecen de repente?
¿Por qué están descolocadas?

La sinestesia provoca la estimulación de sensaciones propias de un sentido que no le corresponde: ver la luz, oír los colores, saborear las palabras. En Un Mundo Sin Sentidos se nos han colado impostores, imágenes que no corresponden con el apartado en el que nos hemos adentrado.

Mantente a la espera, ten paciencia, soporta la intromisión de estos impostores y obtendrás la recompensa.

Has desactivado la experiencia más dura del confinamiento.
Solo podrás llegar al final si vuelves a ella.

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Sin sentido

Al mover un reloj es habitual que el péndulo que rige el avance de su tiempo se detenga.

Nosotros fuimos ese péndulo.

El mundo nos zarandeó, nos movió de nuestra vida repetida y el tiempo se paró. Cerraron los comercios y los diarios sirvieron para ocultar la vergüenza de su desnudez.

En un mundo desconocido e imprevisible pusimos juntos memoria e intuición. Pero también deseo… Porque sabemos que nada se para, que este nuevo aprendizaje sabrá dar marcha de nuevo al péndulo, que los periódicos se despegarán de los escaparates y volverán a leerse en el interior de los comercios que otra vez estarán vestidos con su mejor traje: nosotros mismos.

Más sin sentido

El confinamiento fue el inicio de una línea que prometía ser más o menos recta. Redujimos nuestros espacios, evitamos los contactos, limitamos los estímulos. Nos pusimos vendas, orejeras, máscaras, guantes, nos tapamos la nariz.

Sí, algo ha cambiado, pero esa línea no es recta. Es una línea borracha que progresa dando bandazos, una suma de fuerzas contradictorias que avanza y se frena, que empuja y se reprime. Porque los comportamientos se desdicen entre sí. ¿Tiene sentido decir que usamos los sentidos en otro sentido?

Las restricciones han engendrado una nueva adaptación al medio. Las calles son un gran baile de máscaras que encierra los sentidos. De algún modo, el uso de los sentidos físicos viene definido por el alcance que damos a otros sentidos no físicos; Miedo, responsabilidad, humor, solidaridad, vida…

Vida. La amalgama ineludible de todos los sentidos. ¿Vivimos porque sentimos o sentimos porque vivimos? ¿Han cambiado nuestras prioridades, nuestros pensamientos? Vivimos para fuera y desde dentro. Sentimos desde dentro y para fuera. Si dejamos los sentidos sin sentido, ¿qué sentimos? La vida nos llevaba a usar nuestro sentido en un único sentido. Pero el miedo, la soledad, el estrés, la empatía... pueden alterarlos, intensificarlos o apagarlos.

Llenamos de voces una calle vacía. Recordamos un olor que no olemos y que nos traslada a un roce que habíamos olvidado. Una foto nos sabe al postre de nuestro restaurante favorito.

Objetivo – Conclusión

Cuando el mundo cambia, el ser humano reacciona tratando de recuperar aquello que añora. Es un tiempo para las preguntas. Y esto quiere ser este proyecto: una pregunta que son muchas. ¿Cómo han cambiado nuestras sensaciones y, con ellas, cómo lo hemos hecho nosotros? No sabemos la respuesta, pero sí apuntamos un camino para entender la vida que se nos presenta: el arte, la creatividad, la imaginación.

Presentamos una tormenta imposible que vació las calles y los espacios comunes y sacrificó nuestra experiencia sensorial en ellos. Presentamos un espacio deshabitado que nos llevó a vivir para dentro, que generó un contraste nuevo.

Cuando el mundo volvió a ser mundo, los seres humanos perseveraron en el regreso a sus vidas. Pero si para el tango veinte años no es nada, para la vida tres meses pueden ser una eternidad. Desde fuera vivimos más para dentro que nunca. El miedo, la responsabilidad, el humor domeñan las interacciones. Los sentidos se mezclan en un batiburrillo transformador de deseo, distancia, memoria, tragedia y alegrías.

Este proyecto tiene la intención de mezclar estos mundos tan cercanos en el tiempo tan diferentes en la vida. Combinar con sentido un tiempo que sigue siendo un sinsentido. Observar con atención la herida y preguntarnos cómo cicatriza, si es que lo está haciendo. 2020 es hoy como la Luna. Tiene una huella imborrable que no desaparecerá nunca. Nosotros queremos analizarla y preguntarnos si es el primer paso de un nuevo camino o solo una anécdota que acabará siendo una simple marca en ese libro de pisadas que es la Historia.

Y como si de una novela se tratase, partiremos de un epílogo, Wuhan, y buscaremos, a través de la ausencia de los cinco sentidos físicos, las sinestesias que entre ellos se producen para acabar en pequeños agujeros negros del sinsentido. Un sinsentido creado por esa metáfora vital sinestésica consecuencia de una pandemia que se dilata demasiado. Una nueva normalidad entre mascarillas, una sobreinformación que nos abruma, cosas rutinarias que se han convertido en objetos de deseo, Filomena como guinda en medio de este caos, muertes y nacimientos en confinamiento como parte del sentido de esta nueva “vida”. Estaciones de un viaje sinsentido al que iremos accediendo a través de un laberinto sin sentidos. Una información que no aparece de golpe sino que se construye según caminas.

Una historia que pone en juego la subjetividad del visitante y tiene múltiples finales. Una búsqueda sin hallazgos a través de preguntas sin respuesta.

Un juego sinsentido a través de los sentidos.